¿Se puede combatir la pobreza con educación?

Pobreza y riqueza son puntos de vista muy personales. Pero aquí el termino pobreza se refiere a aquellos que no pueden cubrir sus necesidades básicas.

Este tema es recurrente en las campañas políticas. El presidente de Argentina Mauricio Macri hace referencia constante a llegar a un nivel de pobreza del 0% ¿Qué papel cumple la educación en estos objetivos?
Podemos decir que gracias a lo que aprendemos logramos generar conexiones en nuestro cerebro y generar cambios constantes. Esto es maravilloso. Este primer punto demuestra que gracias a lo que aprendemos podemos hacer una serie de modificaciones en nuestros comportamientos que nos sacan de nuestra zona de confort, nos permite superar los miedos, pasamos por una etapa de aprendizaje y al conocer y entender inevitablemente saltamos a lograr los objetivos. Esta forma de pensar quiere decir que para salir de la pobreza necesito aprender, conocer, entender y «bombardear» a mi cerebro con información para que este comprenda en la dirección que quiero ir. Entonces si las fuentes laborales parecen inexistentes estaremos mejor predispuestos a buscar salidas laborales o llevar a cabo ideas creativas para obtener ingresos.

Es aquí donde tenemos que pensar como se está utilizando internet y las redes sociales, las políticas de inclusión digital y el apoyo a las bibliotecas populares. Si leyéramos tan solo una hora por día, eso serían 365 horas de estudio al año, mas del doble del objetivo de los ciclos lectivos de algunos países. Crear el hábito de disminuir el consumo de programas televisivos que no aportan nada al desarrollo intelectual sumado al tiempo que se dedica a consumir publicidad de productos que no se quieren comprar daría tiempo a mas personas para dedicarlo a desarrollar su cerebro. La misma ecuación podemos hacerla con el tiempo que se dedica a las redes sociales.

En este sentido podríamos opinar desatinadamente que las políticas sociales no deberían dar ayudas económicas. Pero en realidad estas cumplen o deberían cumplir un papel fundamental… alimentar el cerebro. Cada persona que recibe alimentos o ayudas económicas tiene la oportunidad de darle a su mente los nutrientes que necesita para desarrollar sus ideas. Esto quiere decir que un pueblo mal alimentado, sediento y sin acceso al conocimiento es fácilmente controlable. Aquí el egoísmo queda claramente reflejado y la consecuencia es la pobreza económica e intelectual.

Los buenos hábitos alimentarios son fundamentales para el desarrollo junto con una excelente educación. Por ejemplo, los ácidos grasos esenciales (omega 3, 6 y 9) son imprescindibles para el sistema nervioso y que las neuronas hagan «mejor chispa».

Por esto en las conferencias del año 2017 hemos decidido que cada asistente concurra con un alimento no perecedero, llevarlo a un comedor comunitario y promover en charlas la búsqueda del conocimiento. No es un parche, sino herramientas poderosas para generar cambios.

RECUERDOS

Recuerdo una clase de «educación cívica» en la que un compañero muy enojado le dice a la profesora: «¿pero y esto para que nos sirve?», la profesora contestó: «y la verdad que no se para que les sirve». Recuerdo esas palabras con impotencia. Por lo antes mencionado y porque esa es la base del control de las masas. El desconocimiento se transforma en una cárcel.

La historia humana demuestra claramente que dominarnos no nos ha llevado a buen puerto, por lo que muchos hemos optado por recurrir y meditar en una fuerza que escapa a lo humano y evangelizamos acerca de ello, en mi caso como Testigo de Jehová. Ahí empezamos a hablar de fe, en aquello que los cristianos hablamos en el padre nuestro como un Reino, convencidos de que esa es la salida a los problemas de la humanidad. Pero claro, no es un sentimiento, es en base a la suma del conocimiento y el entendimiento que podemos obtener sabiduría.

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